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Luego de haber dependido del teletrabajo por un año y medio el retorno a los lugares físicos de trabajo parece posible hoy para la mayoría de las organizaciones. La urgencia que significó la pandemia nos demostró que la forma tradicional de trabajar no era la única ni necesariamente la más productiva. Según un estudio realizado por Standford con 16.000 trabajadores aquéllos que trabajaron desde casa subieron un 13% su productividad debido a diferentes factores. Más llamadas por minuto, un ambiente más tranquilo y evitar los tiempos de desplazamiento pueden explicar los resultados.

También se reportó una mejora en la satisfacción personal con el trabajo y una disminución en el estrés laboral del 50%, gracias a que los colaboradores pueden administrar los horarios de trabajo con mayor flexibilidad. Esto permite que ellos puedan compatibilizar sus labores diarias con sus intereses personales, tiempo de calidad con sus familias e incluso preocuparse más por la calidad de su alimentación. 

A pesar de esto, también debemos tener claro que no todos los tipos de labores admiten una modalidad de trabajo remota y que la mayoría de las empresas no pueden depender de esta modalidad exclusivamente.

 McKinsey & Company, consultora líder a nivel mundial, analizó más de 2.000 labores de 800 puestos de trabajo en 9 países con diferentes niveles de desarrollo concluyendo que las empresas promedio podrían implementar trabajo remoto entre un 28% y 30% del tiempo sin perder productividad. Cabe destacar que hay áreas como las finanzas, la gestión o el sector TI que tienen mayor afinidad con el teletrabajo, pudiendo llegar hasta un 70-80% del tiempo de trabajo. Mientras que en otras como la minería o manufactura el tiempo recomendado cae a un 15-20% del total.  

Por otra parte, Mireira las Heras, profesora del IESE Business School, analizó la implantación del teletrabajo en 11 países diferentes encontrando que la opción preferida por los empleados era una modalidad híbrida. Un 36% de los encuestados prefieren trabajar 3 días desde sus casas, un 32% desea hacerlo 2 días a la semana y solo un 4% prefiere no tener que hacerlo nunca.  

Todo parece indicar que la modalidad de trabajo del futuro será una mezcla entre el trabajo presencial y el trabajo remoto: el trabajo híbrido. Con este modelo las organizaciones podrán gozar de lo mejor de ambos mundos, pero su implementación supone un desafío no menor para las empresas: 

Infraestructura corporativa flexible 

Gracias a la pandemia se aceleró la convergencia a esta nueva modalidad y muchas compañías ya se están haciendo parte de esta nueva tendencia.  Muchas empresas a nivel mundial tuvieron que adoptar servicios en la nube y tiendas virtuales de forma acelerada para no frenar la productividad. Esto significa un esfuerzo considerable para los departamentos TI: integrar, administrar y obtener visibilidad de las nuevas infraestructuras mixtas. Si bien implementar nubes públicas, privadas, e-commerce’s o aplicaciones virtualizadas es clave para poder materializar el trabajo híbrido, esto también requiere un tiempo de adopción por parte de los colabores. 

Refuerzo en la ciberseguridad 

Con la llegada de este tipo de soluciones que dan acceso a los recursos de la organización también se agudizan las brechas de ciberseguridad. Según un reporte de la Interpol del 2020 el índice de ciberataques se disparó con el comienzo de la pandemia, al nivel que los fraudes y suplantaciones de identidad subieron un 59% respeto del año pasado. Para afrontar estas nuevas problemáticas se deben buscar soluciones que permitan detectar todas las vulnerabilidades, encontrar soluciones rápidas y definir un conjunto de nuevas normativas para asegurar el cumplimiento de los protocolos. 

Comunicación efectiva

Para poder implementar todo esto de manera exitosa, la comunicación juega un rol clave. Recursos Humanos debe ser consciente de las problemáticas de cada uno de los colaboradores y de cuál es el grupo en riesgo dentro de la organización. La comunicación entre grupos e individuos será importante a lo largo del proceso, pero hay algunos puntos clave a los que hay que prestar atención antes de empezar: decidir qué área necesita más tiempo presencial frente a los días de trabajo a distancia; cuándo es mejor para ciertos equipos o personas alejadas de una oficina tanto por limitaciones físicas como por preferencias personales 

 Las diferentes áreas tendrán necesidades diferentes en cuanto a días en la oficina y al mismo tiempo los aforos probablemente no permitan que todos se encuentren al mismo tiempo en las instalaciones. Para mantener la seguridad y comodidad de la fuerza de trabajo la gestión por parte de recursos humano debe ser excelente, sin embargo, la comunicación debe eficaz entre todos los miembros de la organización.  

Para concluir, todo esto va a ser posible en medida que todas las partes de una empresa estén listas para sumarse al cambio. Es un esfuerzo conjunto y supone grandes desafíos, pero los grandes cambios siempre valen la pena.

¿Tú que estás esperando para sumarte al cambio? 

Fuentes:

La Vanguardia, Interpol, Mckinsey, Nbloom